Kratos, el Dios de la guerra, siempre había sido un guerrero feroz y brutal, temido por todos los que lo conocían. Pero cuando visitó el palacio de Afrodita, el Diosa del amor, fue golpeado por su belleza y gracia. A pesar de sus diferencias, se enamoraron profundamente y comenzaron una aventura secreta.
Un día, mientras hacían el amor en las cámaras de Afrodita, fueron descubiertos por Hefesto, el Dios de Artesanía. Hefesto estaba furioso con Kratos por traicionar su confianza y acostarse con su esposa. Inmediatamente denunció el asunto a Zeus, la Rey de los dioses.
Zeus estaba indignado por el amor prohibido de Kratos y Afrodita y decidió castigarlos severamente. Los desterró a ambos al inframundo, donde estarían separados para siempre y obligados a vivir en la oscuridad eterna.
Kratos y Afrodita fueron devastados por el castigo de Zeus. Nunca habían imaginado que su amor conduciría a un final tan trágico. Pasaron años en el inframundo, deseando el abrazo del otro pero sin poder estar juntos.
Al final, su amor resultó ser demasiado fuerte para que Zeus lo superara. Finalmente cedió y permitió que se reunieran en la muerte. Fueron enterrados juntos en una hermosa tumba, donde finalmente pudieron descansar en paz.
Esta trágica historia de traición y castigo sirve como un recordatorio de que incluso el mayor amor puede ser destruido por los celos y la ira. La historia de Kratos y Afrodita es una historia de advertencia para todos aquellos que se atreverían a desafiar la voluntad de los dioses.
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